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Inversiones seguras: cómo controlar el nivel de riesgo

No nos engañemos. Las inversiones seguras al cien por cien no existen. Incluso la renta fija tiene ciertos riesgos. Sin embargo existen una serie de trucos para controlar el nivel de riesgo de nuestras inversiones. Desde Inversiones Seguras queremos ofrecerte los mejores. ¿Estás preparado? En ese caso, sigue leyendo.

Trucos para realizar inversiones seguras

Renta fija

Invertir en renta fija implica menos cantidad de riesgos que la renta variable. Pero también los tiene. Según la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) los riesgos principales asociados a la inversión en renta fija son los siguientes:

  1. Riesgos de mercado. Estos aparecen cuando los valores comienzan a cotizar por un precio inferior al que hemos pagado por ellos.
  2. Riesgos de liquidez. Surgen cuando no se es capaz de vender el producto en el mercado
  3. Riesgos de crédito. Cuando no se cobran los intereses que en teoría se han generado por medio de la inversión en renta fija.

Para evitar estos tres riesgos es importante conocer siempre los siguientes conceptos sobre nuestra inversión en renta fija:

  • Los intereses asociados a nuestra inversión.
  • La periodicidad acordada entre ambas partes para recibir los intereses obtenidos.
  • Las condiciones de amortización que se han acordado. Desde la fecha inicial a las posibles amortizaciones anticipadas (si estas incluyen gastos).
  • Saber si el título cotiza y saber en qué mercado lo hace.

Recuerda que las entidades financieras están obligadas a hacer que el cliente firme un resumen con la explicación del producto que están contratando. Asegúrate de entender bien este resumen y comprender en qué estás invirtiendo tu capital.

Renta variable

Siempre se asocia la renta variable a un elevado nivel de riesgo. El riesgo de estas operaciones es superior que el de la renta fija. Pero también los son sus intereses. De ahí que los inversores más arriesgados apuesten por este tipo de activos.

Hay que tener en cuenta que este tipo de acciones no tienen una rentabilidad conocida. Y, como siempre dicen los inversores, que un producto haya funcionado en el pasado no implica que vaya a volver a hacerlo. Piensa que la evolución de la acción está asociada a muy diferentes factores. Desde la situación económica y de los mercados, el tipo de interés, la inflación, etcétera.

No hay que olvidar tampoco que las acciones, a diferencia de lo que sucede con la renta fija, no tienen un plazo determinado. El único modo de deshacerse de ellas es por medio de la venta. Lo que puede ampliar ganar o perder dinero según los diferentes factores que hemos reseñado.

Antes de invertir en renta variable hay que estar seguro de asumir riesgos.

Productos híbridos

Según especifica la CNMV en su página web, los productos híbridos son aquellos que “por su naturaleza no pueden clasificarse como de renta fija, ni tampoco de renta variable”. Los productos híbridos por excelencia son:

  • Las participaciones preferentes.
  • Las obligaciones y bonos convertibles.

Estos productos son de carácter perpetuo, pues no tienen fecha de vencimiento, y su rentabilidad no está garantizada. No hay que olvidar que tienen una primera etapa de rentabilidad fija y el resto del tiempo son de rentabilidad variable.

Los productos híbridos son verdaderamente complejos y pueden hacer ganar mucho dinero, pero también perderlo. Por desgracia este riesgo tan elevado no era conocido hace unos años por los clientes. Sobre todo por aquellos que adquirieron bajo consejo de sus entidades financieras participaciones preferentes.

Antes de entrar en un producto híbrido hay que estar seguro de comprender su complejo funcionamiento. No se trata de un producto adecuado para inversores con pocos conocimientos. Las entidades financieras han de realizar un test de conveniencia a sus clientes para asegurarse de que estos comprenden el tipo de inversión que se va a llevar a cabo. Además de asesorar sobre el producto híbrido deberán de realizar también un test de idoneidad para asegurarse de que el producto encaja con las exigencias financieras del cliente.